
Una humilde sopa en honor a Santa Bernardita
Una y otra vez, Dios muestra su amor por la simplicidad. Eligió a una humilde virgen, María de Nazaret, para que fuera su madre. Dieciocho siglos después, envió a esa misma virgen a una niña pobre y sin educación en la ciudad de Lourdes, Francia. Bernardita Soubirous, de catorce años, estaba recogiendo leña cuando se le apareció la Santísima Virgen María en la cueva de piedra caliza llamada Massabielle.
Una y otra vez, Dios muestra su amor por la simplicidad. Eligió a una humilde virgen, María de Nazaret, para que fuera su madre. Dieciocho siglos después, envió a esa misma virgen a una niña pobre y sin educación en la ciudad de Lourdes, Francia. Bernardita Soubirous, de catorce años, estaba recogiendo leña cuando se le apareció la Santísima Virgen María en la cueva de piedra caliza llamada Massabielle.
El mensaje de María a Bernardita también fue sencillo. Incluso en medio de las reacciones escépticas y a veces hostiles de las autoridades ante su historia, Bernardita experimentó el amor de Dios por ella durante sus interacciones con María en la Gruta. Este amor, además de la llamada a la oración, conversión y penitencia, es el mensaje de Lourdes.
Hoy en día, cientos de “grutas” en todo el mundo se inspiran en la Gruta de Lourdes. Cualquiera que haya rezado en una gruta conoce la calidez de las velas y el silencio contemplativo de la cueva. Es una experiencia completamente sencilla, pero impregnada de la certeza del amor de Dios.
Mientras celebras la fiesta de Santa Bernardita el 16 de abril, disfruta de un plato de tourin à l'ail, una sopa francesa hecha con ajo salteado, harina y huevo. Este plato, popular entre los campesinos de los Pirineos, donde vivía Santa Bernardita, puede que estuviera en la mesa de la familia Soubirous para celebraciones y fiestas. En su pobreza, habrían considerado una bendición disfrutar de este sencillo manjar. Mientras compartimos nuestra comida, podemos aprender de ellos y ofrecer nuestra acción de gracias a Dios.